" ES MEJOR ENCENDER UNA VELA QUE MALDECIR LA OSCURIDAD."

miércoles, 16 de junio de 2010

De paso por Tigre



Fue el 6 de Marzo de este año, lo recuerdo porque el lunes de esa semana conocí a Ale. El día anterior tenía decidido ir a La Plata, pero como el cambio de intereses y opiniones no es raro en mí, decidí pegarme un viajecito flash a Tigre. Desde Hi Recoleta caminé hasta la estación de tren unas cuadras mas abajo con mis chalitas negras puestas y mi trapito Hindú multifuncional de colores como vestido que había comprado hace poco en Kali Ma, una bellísima tienda India en Thames 1889, Palermo Soho donde llegué por casualidad. Con ticket en mano, la cámara (infaltable) dentro de mi bolso, y sin un plan en la agenda subí al tren y en 45 minutos llegué a mi destino.

Llegué a un pueblito pintoresco con un canal al costado izquierdo y una rotonda en frente. Sin saber a donde ir pregunté por un centro turístico. Seguí el camino que me guiaba el agua (como siempre) y estuve a punto de embarcarme en un paseíto turístico poco llamativo. En cambio decidí conocer el lugar por las mías.


Era cerca del mediodía, con el sol candente en mi espalda iba sacando fotos como China, como Macarena me apodó cuando fuimos juntas a Machu Picchu hace cuatro años. Entre foto y foto llegué sin querer a la entrada de un parque de diversiones. Que sabía yo ya me habían localizado, justo después de tomar la fotografía que está más abajo, doy vuelta la mirada a la derecha y veo un tipo flaco moreno con cara de “tengo un plan para vos” que se dirige directo a mi y hablándome desde de cinco metros de distancia. Me quedé parada donde mismo por curiosidad para saber que quería. Llegó a mí finalmente ofreciéndome un tour espectacular según describía, yo pensaba, bueno este me quiere vender la pomada como decimos acá pero bueno que más da, no tengo nada mejor que hacer, entonces le seguí hasta su puesto, el cual quedaba en la dirección de donde lo vi venir. Entre piropos y una sonrisa simpática me explicaba que el tour es generalmente para grupos, me describió todo el trayecto en mapas y me mostraba imágenes de los recorridos. Cuando se dio cuenta de mi cara de “no tengo ni uno en el bolsillo” me dijo algo parecido a esto “hagamos una cosa, déjame conseguir a un grupo en la próxima llegada del tren (trencito que llega justo al frente de la feria artesanal donde se encuentra el puesto), si consigo vender te sumas como invitada, sino, te invito a almorzar.” Por dentro y por fuera me reía de la situación y de su intención. El paseíto en lancha que el describía era increíble, nada parecido a lo que había rechazado anteriormente en el centro turístico, y por última instancia si no funcionaba ganaría una agradable compañía y un necesario almuerzo según mi estomago en ese momento, ¡Ja!. Y por supuesto como creo ser asertiva cuando se trata de auras desconocidas no lo pensé mucho más y acepté la propuesta.

Luego de conversar un rato y después de asegurarse de que no estuviese casada llegó un tren con turistas a interrumpir. Mientras yo miraba desinteresadamente la artesanía de la feria del lugar (nada comparada a la del Bolsón a tres horas de Bariloche donde conocí a Dewinson, Colombiano de rastas que participaba en la feria), él trataba de conseguir pasajeros. Me di cuenta que fue en vano el esfuerzo, nadie enganchó. Bueno ellos no, pero yo sí. Cerró el puesto y nos dirigimos a su auto seguidamente para alimentar esta historia. En su auto tenia fotos de unos niños, eran sus hijos, me contaba de ellos y continuaba también relatando como antes trabajaba en una oficina todos los días encerrado enviando correos electrónicos y trabajando para el resto. “Ahora hago lo que quiero, lo que me hace feliz, después de tantos años me di cuenta que quiero vivir acompañado de la naturaleza. No te imaginas las experiencias vividas, y ahora soy mas encima mi propio jefe”doy vuelta la mirada a la derecha y veo un tipo flaco moreno con cara de “tengo un plan para vos” que se dirige directo a mi y hablándome desde de diez metros de distancia. Me quedé parada donde mismo por curiosidad para saber que quería. Llegó a mí finalmente ofreciéndome un tour espectacular según describía, yo pensaba, bueno este me quiere vender la pomada como decimos acá pero bueno que más da, no tengo nada mejor que hacer, entonces le seguí hasta su puesto, el cual quedaba en la dirección de donde lo vi venir. Entre piropos y una sonrisa simpática me explicaba que el tour es generalmente para grupos, me describió todo el trayecto en mapas y me mostraba imágenes de los recorridos. Cuando se dio cuenta de mi cara de “no tengo ni uno en el bolsillo” me dijo algo parecido a esto “hagamos una cosa, déjame conseguir a un grupo en la próxima llegada del tren (trencito que llega justo al frente de la feria artesanal donde se encuentra el puesto), si consigo vender te sumas como invitada, sino, te invito a almorzar.” Por dentro y por fuera me reía de la situación y de su intención. El paseíto en lancha que el describía era increíble, nada parecido a lo que había rechazado anteriormente en el centro turístico, y por última instancia si no funcionaba ganaría una agradable compañía y un necesario almuerzo según mi estomago en ese momento, ¡Ja!. Y por supuesto como creo ser asertiva cuando se trata de auras desconocidas no lo pensé mucho más y acepté la propuesta.

Después de una parada para conseguir agua llegamos a un modesto puerto donde se veían medios de transporte acuáticos motorizados, todos apilados en estacionamiento vertical y horizontal (no tengo idea de cómo se llama ese lugar). Ese era uno de tantos lugares donde los dueños guardaban sus lanchitas y botecitos inflables, eso me decía él. En fin, al llegar ahí le pregunte “¿no íbamos a almorzar?,” “si” me respondió, “necesitamos llegar al lugar por agua.” “Ah ok” le dije, pero pensando en realidad “Bacán, voy a tener mi paseíto en barquito al final” ¡Ja! Fui al baño a ajustarme el vestidito y terminé reacomodando el diseño y colorido del mismo. Volví un buen rato después por la dificultad del proceso de la vestimenta. Me ayudó a subir al bote inflables y partimos cómodamente por los brazos de Tigre. Se sentía exquisito el aire rozando mi cara, y las olas picando el camino se veían hermosas porque les chocaban los rayos del sol.

Fernando me explicó que en Tigre la mayoría de las personas vivían en islotes, que no existían las calles sino los canales, que la gente no tenía autos sino lanchas para llegar a lugares y para ofrecer como negocio su mercancía, fuese leña o alimento por ejemplo. Entonces entendí un poco el estilo de vida, “fascinante” pensé. Continuó comentando mientras veía pasar las lanchas y los yatecitos poco modestos. Me hablaba del agua, de cómo su arcilla, la cual le daba ese color terracota no muy confiable para sumergirse, era la más limpia científicamente, (bueno, si ya le había creído el resto ¿porque no seguir confiando?), “será,” pensaba.

Antes o después me había contado de innumerables nacionalidad con las que se había cruzado trabajando con su equipo, me describía escenarios románticos de parejas a la luz de la luna; ocasiones divertidas donde extranjeros no aguantaban más la gota gorda de sudor y a pesar de la desconfianza que provocaba el fondo del río, se zumbaban en cueros a la humedad a falta de traje de baño. Fernando así lo promocionaba de todas formas, incitaba a la gente a bañarse sea como sea. Ahora que me acuerdo, también me contó de dos almas curiosas y desconocidas que se encontraron en el mismo tour, y no sé que tendrán esas aguas que te llaman lujuriosa, los invitó a los dos a masajear sus espaldas, sentir mutuamente sus cuerpos mojados, deseosos por cariños y aún más todavía. Poco les importó Fernando que tuvo que dar vuelta la mirada pero no la oreja. ¡Me reí de una manera! Fernando empatizaba mi humor, “he pasado por cada cosa,” “No te imaginas como mantuve de contento a mi vecino un día cuando a tres Francesas se les ocurrió darse una sesión de solarium al desnudo sobre la grama del lugar donde vamos a llegar “! Gracias Fernando ¡” me gritaba con alegría.” Yo continuaba riendo, me deleitaba de escuchar tanta espontaneidad.

2 comentarios:

STAROSTA dijo...

HOLA PRECIOSA!!!!!!!!!

Muchisisisimas gracias por comentar una entrada tan vieja con la de "La herramienta" es de mi libro "El jardin" Gracias por la belleza de palabras que escribiste. ¿No te cansas de ser tan linda?

Tus relatos del paso por tigre me divirtieron mucho. Fernando hizo el lance y no le salio bien. El vino me parecio inapropiado. Yo te hubiese llevado cerveza. Y sin falsa modestia te digo, donde el fallo, yo hubiese triunfado....jajajaja

No mentiras. Que irrespetuoso soy!!!!

No se me desnude sumerce delante de cualquiera. Es peligroso. Cuidese hagame el favor!!!

LAS FOTOS ESTAN LINDAS. eRES MUY BONITA.

UN ABRAZO DE TIGRE
STAROSTA
(UN PRODUCTO DE TU IMAGINACION)

LUX AETERNA dijo...

Mi princesita:
Tenía necesidad de verte asi que me vine para este post.
Andá acostumbrándote esto es parte de la liturgia a la diosa.

Besos

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