" ES MEJOR ENCENDER UNA VELA QUE MALDECIR LA OSCURIDAD."

sábado, 26 de febrero de 2011

El beso de la muerte

Me dejé caer por la baranda a las puertas abiertas de las ventanas de la habitación, para notar que los hechizos de miel brotada desde la nueva luna, han hecho el efecto sucesivo sobre lo que otra vez se quería llevar el viento.

¿Qué hace una mujer vampyrus al encontrar una deliciosa silueta masculina encerrando un sueño sigiloso, de ondulaciones castañas y textura caucásica, enrredado entre el algodón blanco de las sabanas, celosas de mi mirada acechando su alma sincera –la mas preciada belleza- reposando sobre las horas de la madrugada, que inauguran el principio del fin de semana de acalorado Febrero?


…lo mismo que hace la arañita al encontrar un imprudente en su casita. Alzar la ceja izquierda, comerse el labio inferior con la lengua, y cuando la boca se va derritiendo, voltear la vista para seguir tejiendo asuntos de hilos frios, ya que antes y después de cada comida hay que tener los colmillos frescos y las zarpas limpias.

Entonces, muerde sus partes mas blandas, las ya conocidas vitales, para hidratar los labios secos en su jadeo, enlaza sin soltar, asfixia lentamente para que el desafortunado saboree el éxtasis del término de su aliento entre sus patas, y de un zarpazo inesperado le besa el cuello con los dientes, para terminar piadosamente su agonía. Y nada más.

Es en este momento cuando solamente quedan dos impensados auxilios para el alma infinita y su cuerpo perecedero. ¿Vivir la condena de la vida eterna en la indiferencia del olvido, o vivir muriendo día y noche su redundancia bajo cada poro cubriendo la piel, que como acto reflejo vuelve terciopelo en su recuerdo?

¿Morir en vida o vivir la muerte?
No es tan sencillo, no es algo que se pueda escoger.
Es algo que te toca. Es algo que nos toca.

Dejé luego las manillas del reloj andar para no escuchar al tiempo reclamar su espacio entre nosotros. Cuando la tenue luna desvanecía entre el soplo de las cortinas, él se levantó, selló el pacto con un beso, y se marchó con el viento, dejándome enlazada a un sueño sereno. Tal como se supone debe ser, para que en las noches de nueva luna, sobre la más preciada belleza, la miel vuelva a caer.



Como los olivos, sudan aceite.
Mi cuerpo resbala sobre tu piel.
Duerme hombre tranquilo en el jardin, del Edén.
Que la humedad desprende sabor a miel.
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