Entre la fe y una pared

Tengo la respuesta a todas mis plegarias mudas, las que se quedan encarceladas entre los dientes. Y como escape desesperado, muerden. Besan, lamen, cosquillean el alma y las pieles con la intensidad del sentimiento, con el deseo de la carne.

Estoy atrapada entre la fe y una pared. Estoy sujeta por voluntad, tuya y mía, esperando rellenar los huecos en las manos, esperando adoptar los besos que se lleva el aire desconsiderado. Arrancándome lo que pertenece a mis colores transigentes. A la nebulosa penetrable que se regocija a mi cuerpo.

Quiero esa caricia, para que se derrita entre los dos. Que nos acompañe bailando con la novedad de un paso singular, pero a duo, mi nuevo número favorito. Y brindemos con aquel Santa Julia Chardonnay que gané por la dicha del amor, por la presencia. Y digamos a los ojos… “salud Soñador,” “salud Bailarina.”

Celebro las energías que te trajeron a mí, las mismas que te han de acercar aún más con el tiempo. Me reverencio ante los dioses transparentes que ridiculizo porque piensan tienen la última palabra. Que no es de ellos, sino tuya, sino mía. Y jugamos a las escondidas muertos de la risa porque entendemos, porque nos alegra beber la esencia de nuestras pupilas que sin ver, las conocemos.

Ven por mí, que no te esperaré, porque yo misma te iré a buscar. Nos encontraremos en el camino, quizá saltando entre astros dorados que queman para no dejas huellas. Y si nos descubren los incrédulos, celebremos. Que somos pocos los que nos atrevemos a soñar y a bailar disfrazados en piel de anfibio brindando en nuestro altar particular, por nuestra manera de interpretar la dicha del amor.

Besos Moreno.

Mas Besos Moreno.