Requiere delicado tacto enfrentar caracteres que durante su tiempo de vida no considerarán la posibilidad de desligarse de un denso consciente propio, para dar sentido a formas ligeramente más altruistas. Es desolador asentir que el destino en sucesión sea encaminado por la necedad. Se hallan figuras que prestan vaga atención al entorno. La mala costumbre libra de oír, ver, y hasta percibir, para consiguiente afrontar una imagen propia ideada, o peor aún desconocida. Si no reconoces los colores del viento ¿cómo lograrás verte en su reflejo?, para mirar y comprender que “tus ojos son mis ojos, y tu piel es mi piel.”(*1) Luego, te podría asegurar que dentro del vacío de este Universo, el árbol se supo árbol después de haberse escuchado en el viento.
Se sintió tan parecido a antes. Y sin embargo, no hay derrota mientras exista anhelo de purificación, determinación hacia la alineación del yo, obra por el vacío del corazón. Quién mejor que uno mismo, el que auriga entre el cielo y la tierra, para poner a prueba la misma mierda de siempre. Y en contraparte ejercitar “la doctrina del corazón,”(*2) que solo puede conducir a favor del orden perfecto de la naturaleza llena de gracia. “Auxilia a la naturaleza y trabaja con ella; y la naturaleza te tendrá por uno de sus creadores, obedeciéndote.”(*3)
El interminable trabajo del ser humano es demostrarse un ser paulatinamente encaminado hacia mejor de todo lo que antes era; considera “antes,” tan pronto como ayer, o hace solamente un instante. La labor es eterna cuando se trata de hacer de tu humanidad narcisa, humildad; "Aléjate de la luz del sol hacia la sombra, para dar más sitio a los otros.”(*4) A su vez, cual obstinado disipa energía en convertir al gentío, resulta igual de ignorante que el mismísimo ilusionado en sí mismo, ¿qué valor tiene imponer el camino, cuando el camino es uno mismo? Sin sentido es el esfuerzo del educador, para el vanidoso que no apacigua la ofuscada batalla por “la razón.” “…Su rueda gira para todos, tanto para los humildes como para los orgullosos. La doctrina del ojo es para la multitud; la doctrina del corazón para los elegidos. Los primeros repiten, orgullosos: –“Ved, yo sé”–; los últimos, aquellos que humildemente recogieron su cosecha, confiesan en voz baja –“Así he oído yo.”–…”(*5) Quien quiera cultivarse del buen ejemplo, será quién ponga en evidencia de acción, que la mejor forma de aprender es demostrando. La humanidad en su mundo así demuestra ser una cadena perpetua de abundante aprendizaje, pero tristemente no precisamente de los mejores ejemplos. Demostrarme a mi misma que las cosas en mi tiempo de vida pueden improvisar hacia mejor es mi labor inmortal.
Irrumpió pena repentina, quejas escritas en suspiros, lamentos de ahora por lo que fue cuando estruendo irrumpía la paz de mi mente. Los aspectos del exterior y de quién era se mantenían aislados de mi conciencia, mi atención crecía difusa, la concentración se me había escapado de las manos. Sufría por la ilusión de lo que no soy, y por cualquier cosa más o menos impresionable. “La satisfacción de sí mismo, oh discípulo, es una torre altísima, a la cual un insensato vanidoso subió. Allí se sienta en orgullosa soledad, inadvertido a todos, salvo a él mismo.”(*6) Ya sabes cómo comienza, se va atando desde la laringe debilitando las cuerdas vocales. No importa cuánto grites, ahorca suavemente la faringe para no dejar aire que escape con sola palabra. Te lanza al abandono, clausurado en un pedestal, con el estómago sin apetito hasta horas después. El fenómeno termina milagrosamente sobre tus mejillas luego de que las pupilas se bañen en terso ímpetu, con la esperanza de despejar lo real de lo falso, lo transitorio de lo eterno. Antes de emprender tu jornada, antes de dar el primer paso.
La tranquilidad del cuerpo en ese momento es aliviante y totalmente esperanzadora. Idéntico a uno de los momentos que más disfruto en el día. Empieza una hora antes del atardecer, cuando la iluminación es perfecta y el viento conforta la respiración. Para mí, es la hora divina sobre la tierra. Tal como lo es la primera hora, después de que ha amanecido el sol sobre faz verde azulada. La más linda sinfonía de colores advierten esos momentos ante la suerte de parpados bien abiertos, ante la bienvenida que le ofrezca la piel. “Sentará tiempo de descanso;” sopla el contorno del Oeste. “Levantará danza el Dragón;” zumban las hojas del Este. A ambos he aprendido a suspirar en agradecimiento.
Se estableció el misticismo de mi más sincero ser. La fragilidad tan pura en su convicción de paz. Frustración se sintió como en casa. Ya sabes, eso de un deseo o una ilusión fracasada, como la de probar pedirle mangos a un guayabo, u obsequiarle perlas a los cerdos. Descubro prueba intangible de fuerte presencia que deja en evidencia rotunda una candidez pura, pacifica, y frustrada.
A pesar de tal desamparo, no puede haber desilusión contenida cuando se obra por lo mejor de tu propia humanidad: lugar sagrado donde se entrega la oportunidad del perdón que nadie te ha pedido, y por sobre todo, aunque nadie te lo haya pedido. De la misma forma te perdona la oscuridad… con rayo de luz recién nacido al despertar, después de haber actuado igual de arrogante, frívolo, y codicioso que el día anterior. Para el sabio no es tarde perdonar. Con la indulgencia de quien tiene presente alguna vez haber sido bien obrado, libre de exclusiones debido a procedencia o destino. Con la devoción del altruista y el entusiasmo del filántropo, de tomar la iniciativa de amar todas las cosas. Cometo en total comprensión, que para sonreírle a la belleza no poseo la necesidad de aferrarme a ella. Entiendo la paz del espíritu como única preciada posesión. Así vuelve a respirar la ilusión frustrada, agotada de aguantar tanto el aire bajo profundidad. El regocijo del aire en mi cuerpo es consecuente al reconciliar vida con absolutamente todo lo que vibra alrededor, móvil o inmuto. Respiro, limpio y profundo como el júbilo del tronco entre vientos a su verde vivito. Que en cuanto cese la delicadeza del ser, la compasión del espíritu rigidiza…la compasión del espíritu rigidiza. Celebro mi fragilidad respirando, que al contrario de matarme, más fuerte me ha hecho.
“Cuando el hombre está vivo, es tierno y flexible; cuando muere, duro y rígido.” “Animales y plantas, cuando nacen son frágiles y tiernas, y al morir quedan mustias y secas. Luego lo duro y lo rígido pertenece a la muerte; lo tierno y lo flexible, a la vida. Por esto el soldado duro no vence en las batallas y el árbol rígido es quebrado por el viento. El lugar del fuerte y del grande es bajo; el del débil y tierno, alto.”(*7)
El aire que respiras circula a través mío junto a la claridad de la primera hora, me abraza los pies consintiéndome a dar segura el primer paso del día. El silencio de la mente deja espacio para experimentar el momento, te vuelves alerta a todos tus elementos cambiantes, pensamientos, sentimientos, emociones, imágenes, secuencias, todos iluminados simplemente por escuchar, por prestar atención. “Te mantienes alerta, no permitiéndote volverte distraído. Cuando desarrollas conciencia y concentración juntas, consigues una mente balanceada. A medida que esta conciencia penetrante se va desarrollando, revela muchos aspectos del mundo y de quien eres. Ves con una directa y clara visión que todo, incluyéndote, está fluyendo, en flujo, en transformación. No hay un solo elemento en tu mente o cuerpo que es estable. Esta sabiduría no viene de un estado en particular, sino de una cercana observación de tu propia mente.”(*8) Aproximarse lo más posible al yo verdadero da la impresión de estar aquí y en todo sin necesidad de abandonar tú suelo. No existe belleza que sobrepase a la realidad de este mismo momento. No existe hermosura superable a la transparencia en cualquiera de sus formas, de cristal, de agua, del alma. Es posible lo percibamos alguna vez. O quizá, lo hayamos vivido ya al perder la mirada sosiega en el horizonte, mientras respirábamos la lluvia emergiendo de la tierra. Capturada trayecto arriba.
¿Sabías que en el momento y lugar de nacimiento: horas de rango, día, mes, año, estación climática, fase lunar, hemisferio de la tierra, dirección de la rosa de los vientos, genero, tu naturaleza es designada por el cosmos, para ser tú receptor y protagonista de tu vida, para relacionarte con el mundo exterior desde tu íntimo origen? Y como si lo último no fuese suficiente, el linaje de tus ancestros lo llevas intrínseco a los huesos. Y con el, todo el peso de sus ilusiones y desilusiones estampando su manda claroscura. Y sin embargo, a pesar de todo lo especial que puedas ser, con excepción del más limpio reconocimiento de lo que fuiste en comparación a lo que eres ahora con respecto a tu rededor, nada en todo momento de vida, te puede justificar ser el idiota infeliz que patéticamente continúas siendo. “El devoto egoísta vive inútilmente. Vive en vano el hombre que no realiza en la vida la obra para la que nació.”(*9)
“TEN PACIENCIA CANDIDATO, COMO QUIEN NO TEME FALLAR, NI PROCURA TRIUNFAR.” (*10)
(*1) Chambao. Pokito a poko.
(*2,3,4,5,6,9,10) Fragmentos extraídos del Libro de los preceptos de oro por Helena Petrovna Blavatsky. "La Voz del Silencio."
(*7) Lao Tse. "Tao Teh King." Filosofía y Religión del Lejano Oriente.
(*8) He was born Richard Alpert. "Ram Dass Journey of Awakening: A Meditator´s Guidebook."
3 comentarios:
Como el camino de la diosa, saca de tus ojos todos los velos...Un abrazo.
Rosas de los vientos, esos vientos que nos dan la fe, en algo mejor.
Saludos y un abrazo.
algo ausente, y sin contestar, ejem, sí...pero no olvido.
Besos
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