Un día nublado con estrellas de colores

Melendi me anima (esa tonada de flamenco me fascina), es el chico que ve las estrellas de colores y dibuja corazones con las partituras de un violinista; Tiziano viste de un color rojo relativo, me acuerdo a todo esto de su hermosa sonrisa que una vez vi en el andén del metro; Bersuit de vez en cuando habla de ella y creo que mas loco que yo debe estar si como dice cambiaria a su familia por un viejo caramelo (aunque creo que también lo pensaría, bueno ¿que quieren que haga? La pasión es mi alimento, sin ella me muero).

Mi madre también me anima con su agraciada compañía, me abre el apetito el aroma de sus lentejas. Pica perejil fresco ¡pa´ acompañar! Amo ese aroma y lo sabe, como animándome para acercarme, para despegarme de este aparato. Pero pa´ variar otro meneo de cintura del departamento en el piso 16 nos interrumpió el almuerzo, y bien fuerte que fue, el mas fuerte que sentí desde que llegue. ¿4 grados fueron? ¡Nada más! yo pensé que me quería invitar a bailar “lento” mientras Tiziano me confesaba que cuando me mira fijo tiembla.

Bueno ya pasó, continuo después de la interrupción, mi madre me cuenta que una vez mi hermano escribió un ensayo de su familia y describía como mi mamá no le dejaba ni una gota al cartón de leche. Nos reímos un rato porque justo antes no era capaz ni de prestarle la última gotita que le quedaba a la botella de 330cc de cerveza que compartíamos.

Vamos a salir, me sugirió podríamos ir a ver lo que fue un día la casa de su padre cuando vivían en Julia Bernstein en la Reina en 1960, cuando sorprendió el terremoto en Valdivia. Desde que llegó (hace casi un año), no hemos visto. También mencionó como anécdota que en otra ocasión cuando vivían en Curicó su hermano Andrés Núñez tenía 15 años y escribió su nombre sobre un callejón anónimo que nadie quería. Hoy pueden encontrar una calle ampliada y conocida con el nombre de mi travieso tío. Eso también me hizo sonreír.

Salimos, pero no llegamos a la Reina sino a Providencia, a ver la casa construida por mi bisabuelo Aurelio Núñez-Morgado, ubicada por Simón Bolívar con Pedro de Valdivia. Sigue intacta, eso pudimos ver desde fuera de la reja, ahora es un centro de rehabilitación para drogadictos. Me contaba mi madre que al visitar un día se puso a llorar en medio del almuerzo cuando le servían la comida, era pequeña, extrañaba su hogar. Bueno, la otra casita tendrá que esperar por un día más bonito. Ojala siga en el mismo lugar y haciendo algún bien a la comunidad. Ahora le ha dado a mi madre porque vayamos al cementerio a ver la tumba de mi abuelo Fernando. Será, tendré que seguir escarbando el pasado.

Y pensar que ayer me ahogaba dentro de un vaso lleno de cemento. Aunque está bien nublado no me parece tan feo el día. Ojala brille fuerte alguna estrella esta noche para que Melissa celebre su cumpleaños con al menos una, y si es de color, mucho mejor. Cuéntame Leandro si está despejado por allá, para que celebres también el tuyo alumbrado por mil más.

Ya, nos vemos que la Meme me está esperando en Bella Vista.

Cyn-thi.
Pd: perdón por el desorden, deberían ver mi pieza, ¡es un desastre! Ja.