" ES MEJOR ENCENDER UNA VELA QUE MALDECIR LA OSCURIDAD."

viernes, 5 de noviembre de 2010

Mi peor enemiga



Voy mirando de frente, sin el objetivo de rebuscarme en los recovecos del camino. Si con la bondad habitando la mirada, reverberando luminosos limpios de vitrales abstractos, y así, va dejando traslucida la inocencia. Que juega las escondidas como una niña, y me hace zancadillas cuando olvido, vive en mí.

No persigo una expectativa.
No creo en el dar para recibir.
Espero nada, a cambio de mi sinceridad.
Espero nada, porque NO NECESITO.
Porque no les doy poder sobre mí.
Porque hay quienes ni siquiera saben lo que son,
-¿cómo le puedo exigir a quien no se halla?-
Porque prefiero observar los límites personales individuales, y abstener el margen de las ofrendas a eso. Darle oportunidad a las sorpresas, que son suculentas, no a la saliva tibia de la espera.
Porque no quiero envejecer más de lo exigido por conjunto de segundos. Las rabias y tristezas van dejando marcados los vitrales y el cutis con los caminitos subterráneos del tiempo.

Porque todo EMPIEZA POR MÍ, no por otro.
Porque agradecida soy.
Porque yo sí respeto.
Porque solamente me responsabilizo de mí.
Porque yo sí QUIERO SABER, PARA ENTENDER.
Si el aprendizaje no se origina en mí, no lo retendré en mi centro, y su valor sería insignificante, porque tendría la validez y el esfuerzo de una obligación, no de una iniciativa. Y me reprocharía yo misma, cual apostólico Romano la conciencia, después del tiempo, y antes de él también.
Por eso, NO ESPERO.

Ahora, hay que unir las piezas del rompecabezas porque ABSOLUTAMENTE TODO en esta vida, mal y bien agradecida, ESTÁ CONECTADO. Mis puntos suspensivos para esta respuesta preceden en este momento un gran, JAMÁS ME DECEPCIONARÁS. Porque soy libre del sufrimiento que envuelve las esperas. Porque todo, empieza en mí, mientras estoy asociada por lazos encandilantes a todo y a todos lo demás, para terminar inevitablemente en mí. Otra vez, y otra vez.

Mas del dolor de determinadas exigencias personales soy vulnerable. Determinadas, porque vivo columpiándome dentro mi cabeza sobre hamacas tejidas con laureles, que de vez en vez destejo para hacer coronas y brazaletes sobre mi silueta licenciosa, y con las hilachas que quedan, ligo mis insurrectos cabellos.

Las disciplinas más severas de mi mundo son los pasos a mi reivindicación. Estrictas me golpean el dorso de las manos como las religiosas del siglo pasado con sus varillas de palo. Porque de mi, SÍ ESPERO.

Yo soy la única persona que me puede decepcionar. Porque de mí soy responsable, de mi cuerpo, y de mi mente. Y sobre ellos, solamente yo, soy la que decido. Están a la deriva de mis decisiones de todos los días. Son esos moretones azulados los que me hacen escarmentar cuando no le tomo el peso a las que pueden ser las consecuencias. Y por lejos, la vulnerabilidad que en intermitentes está expuesta por mi condescendencia inocente y bien intencionada, es la causa de la peor de mis desilusiones. Me golpeo a mi misma entonces con la frase inevitable, “soy una estúpida.” Duele el morado azulado que dejo en los caminitos subterráneos del tiempo -que ya deben saber donde se encuentra.- Y me golpea la edad, y mis huesos quieres llorar, y mis huellas acumulan asperezas, y mis parpados cierran sus puertas un poco más para no dejar traslucida la inocencia que me hace tropezar.

Las espaldas de los pensamientos enrojecen solas dando vueltas ya mareados y confundidos sin saber qué fue lo que atropelló, ¿qué causó? la incomoda post emoción que no supe reconocer en el momento. Para remediar el resultado hay que volver al pasado cuantas veces sea necesario, y hacer un recuento de los detalles –que son los mas importantes,- pesquisar los errores propios, y las faltas externas a pesar que duelan. Porque del dolor hay que sacar provecho.

Así, me doy cuenta del atropello, que es precisamente el más vil. LA FALTA DE RESPETO. Jamás me había sentido manipulada, envuelta y cegada de manera tan maestra, sin mencionar las mentiras muy bien confeccionadas en tono y acento. ¡Que obra! Fui un títere que caminaba por encima del cielo hueco. Pero recapacité, ya las cuerdas corté, y la única responsable –porque querido Julián me ha enseñado a hablar de responsabilidades en vez de culpas- soy yo, únicamente.

Porque todo vuelve a mí,
del sufrimiento hay que sacar provecho.
La desilusión me la llevo está vez,
porque desde el principio se originó aquí, en mi centro.
Porque del resto, NADA ESPERO,
porque aunque se me olvide más de una vez,
la malicia, la mala educación, y la brutalidad... siempre existirán,
de quien me tengo que cuidar, es de mí,
porque he sido advertida otra vez a no desoír la intuición,
y no dejarme distraída en zalamerías,
porque la tonta, no me permito ser yo.

3 comentarios:

STAROSTA dijo...

HOLA PRECIOSA


No me gusta sentirte asi de triste mi flaca preciosa. Igual se que eres tan bella y tan llena de ea luz que tanto quiero que se que estaras bien.

Te dejo mis ojos, para que llore, si hace falta.

Te dejo mis manos para una caricia oportuna y calida

Te dejo mis brazos para un abrazo que te cuide y te de cariño

Me dejo todo yo, para que no estes sola. Tu sabes que te quiero mucho flaca de mi vida!!!

=D

Un beso gigante. Te quiero mucho

STAROSTA
(UN PRODUCTO DE TU IMAGINACION)

efa dijo...

gran reflexión, autocrítica también, y mejor escrita, mucha fluidez de palabra!
Realmente me sorprendió verte en Matinée.
Bien x la foto del perfil
Bs

julián dijo...

Y alli vamos con la imposibilidad de ver el "Todo"
Pero aún es mejor.
,ver el "todo" mata el caminar. Muere el deseo.
Es por eso que tu foto lo intuye.
muestra un solo ojo, muestra una parte de su boca, muestra algo del deseo. Todo no se puede ver y esto es a favor del deseo.Y aqui no hay enemigos. Mañana es mejor" abrazos cyn

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